Son las 4 AM, se oye un gruñido... No son mis tripas, se trata del peque que quiere resopón. Es lo que tiene la lactancia materna, es maravillosa pero te conviertes en una cafetería abierta las 24 horas.
Palpo la mesilla de noche, encuentro las gafas y consigo ponérmelas sin olvidar estampar en ellas las huellas de mis dedos ... Me asomo a la cuna y sonríe mi pequeño compañero de aventuras desde hace 5 meses. Es un tramposo a ver quien se resiste a esa miradita de complicidad.
Así que, aquí estoy de parranda lechera, como otras tantas mamis e incluso papis que den el biberón, y de paso inmortalizando el momento e iniciándome en esto de los blogs.
Y ... Zzzzzz
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