lunes, 24 de marzo de 2014

Festín post-parto

Ya hace 6 meses y pico, y aún recuerdo la deliciosa comida del hospital en el que estuve ingresada para el nacimiento del Peque. Y no estoy siendo sarcástica yo creo que debía ser la comidilla del personal de cocina del hospital. Seguro que hicieron fotos de los platos bien rebañados y limpios que dejaba cada día, pues la comida de los hospitales no goza de buena fama.
Todo tiene su explicación. En el segundo trimestre del embarazo me salió muy alta la glucosa, así que me practicaron la curva de glucosa o el llamado test O'Sullivan. Esto consiste en tomar muestras de tu sangre en ayunas, luego te bebes un chupinazo de glucosa y vuelven a pincharte cada hora y así hasta 3 veces, para ver como reacciona el cuerpo. Pues esa vez me quedé en el límite y me aconsejaron una dieta equilibrada, que ya la seguía, pero me dijo la ginecóloga que cualquier cosa que tomase con azúcar en mi organismo iba a tener el efecto de que me tomaba el triple. Así que todo cocinado a la plancha, hervido o con apenas aceite. Nada de bollería, ni dulces. Sumado a no tomar sushi (por el anisakis).Tampoco podía tomar embutido ni jamón serrano, ya que los análisis decían que no tenía anticuerpos contra toxoplasmosis, con lo cual mi doctora también me desaconsejó tomar ensaladas o verduras crudas fuera de casa, por si no las habían lavado bien.
Para colmo en el tercer trimestre de embarazo, me repitieron la curva de glucosa, y a pesar de cuidarme salió muy alta ya que mi cuerpo estaba transtornado con el embarazo y había desarrollado una diabetes gestacional. Así que me prohibieron las patatas, el pan, la pasta, el arroz, y tuve que ir con mucho ojo mirando en los envases el porcentaje de hidratos de carbono que eran azúcares. Y eso que iba nadar a la piscina y daba largos paseos. En fin de ahí a las olimpiadas.
Visto todo esto y que la noche que me puse de parto sólo había tomado un zumo de cena... cuando vi la bandeja del desayuno con un croissant, mantequilla, mermelada, un tazón de leche con colacao y un panecillo, casi me da algo de la alegría. Y para comer me devoré una deliciosa crema de verduras y me pusieron una longaniza gigante con patatas y tomate asado, y un flan mientras me caía una lagrimica de emoción. Todo era delicioso, los canelones de carne (rebañé el plato con el pan, jejeje ), el pan a la catalana, la ensalada ...
Suerte que fue parto natural sin anestesia ni cesárea para comer con gula a la primera oportunidad que tuve.

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